Petroleras advierten que la nueva Ley de Hidrocarburos fracasará sin menor carga fiscal, arbitraje internacional y precios actualizados.

Mientras el Gobierno entrante anuncia la elaboración de una nueva Ley de Hidrocarburos, las empresas privadas del sector alertan que el éxito de esta reforma dependerá de tres pilares concretos: reducir la carga fiscal, restablecer el arbitraje internacional y actualizar los precios internos que hoy desincentivan la producción.
La Cámara Boliviana de Hidrocarburos y Energía (CBHE) sostiene que Bolivia conserva un importante potencial geológico, pero no ofrece las condiciones mínimas para atraer capital. “La promulgación de una nueva Ley de Hidrocarburos es necesaria para que Bolivia pueda competir por inversiones con otros países de la región, tomando en cuenta el gran potencial del país”, afirmó el gremio a La Razón.
1. Carga fiscal excesiva
El primer punto crítico es la alta carga fiscal. Actualmente, el government take en Bolivia puede alcanzar hasta el 90%, mientras que en países vecinos se ubica por debajo del 60%. Para las petroleras privadas, este margen hace inviable la exploración y el desarrollo de nuevos campos.
“El objetivo no es un regalo, sino generar un equilibrio entre la factibilidad económica y geológica”, señaló la CBHE, recordando que ese esquema era sostenible durante la bonanza, pero resulta insostenible con la producción en declive.
El exministro Álvaro Ríos plantea la necesidad de un tax holiday, un periodo temporal de alivio fiscal para incentivar nuevas inversiones. Propone, además, actualizar los precios internos para remunerar adecuadamente la producción nacional. “En vez de importar a 70 dólares el barril, debe remunerarse de forma competitiva a la empresa que incurre en nueva producción”, afirmó.
2. Seguridad jurídica y arbitraje internacional
El segundo pilar es la seguridad jurídica. Para la CBHE, contratos claros y mecanismos de arbitraje internacional son indispensables para atraer capital de riesgo. Bolivia salió de estos sistemas hace más de una década, lo que —según el gremio— redujo la confianza de las empresas que evalúan invertir.
Ríos agregó que Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) debe operar sin injerencia política para evitar conflictos de interés. “No queremos más adjudicaciones a dedo ni negociaciones por debajo de la mesa”, afirmó, mencionando los casos de empresas como Gazprom y Canacol, que no lograron avanzar en el país.
3. Precios internos desactualizados
El tercer punto clave es la actualización del precio interno del gas y los líquidos. La CBHE recordó que el mercado doméstico absorbe una proporción creciente de la producción, pero lo hace pagando montos muy bajos. El gas interno se remunera a alrededor de $us 1 por millón de BTU, mientras que Bolivia podría importarlo próximamente a $us 8 o $us 9.
En el caso del petróleo, la distorsión es similar: se importa entre $us 60 y $us 70 el barril, pero se paga $us 27 a los productores locales.
Un sector al borde del colapso
Ríos advierte que la nueva norma llega tarde. En la última década, la producción de gas cayó un 53% y la de combustibles un 60%, lo que convirtió al país en un neto importador. “Estamos cerca del 95% de importación de diésel, alrededor del 65% de gasolina y ya estamos próximos a importar GLP”, alertó.
Si el país no reestructura el sector, estima que para 2030 podría destinar $us 5.500 millones al año solo en importación de hidrocarburos. En ese escenario, el IDH y las regalías desaparecerían: “el 32% de cero sigue siendo cero”, advirtió.
Trabajo conjunto con el Gobierno
La CBHE expresó su disposición a trabajar con el Gobierno para diseñar una nueva ley consensuada. “Nuestro sector está comprometido con el país y nuestra voluntad es unir esfuerzos para reactivar el sector”, afirmó.
Ríos coincide en que la norma debe elaborarse con las empresas que arriesgan capital. “De nada sirve que el Congreso apruebe una ley que no tenga consenso con quiénes pretenden invertir”, sostuvo.
La nueva Ley de Hidrocarburos será, por tanto, una prueba clave: no bastará con anunciarla. Su éxito dependerá de incorporar —o no— los pilares que las petroleras consideran indispensables. Sin ellos, la reactivación seguirá siendo una promesa en un sector que ya no tiene margen para errores.
